Yo tampoco lo sé

Me abruma la sensación de no encontrarme por el camino, de no estar dónde debo. Podría convencerme de que todo es mejor ahora, pero no lo creo. No me lo parece por mucho que me lo digan o sonría. A mí me gusta la gente que sonríe sin motivo aparente. Esa que, aunque tenga un día de mierda, te regala una sonrisa para que, al menos el tuyo, sea un poco mejor.

Mientras tanto, entre sonrisa y sonrisa, mis días pasan y yo me pierdo navegando por ellos, cada vez un poco más desconfiado. No dejo que me conozcan del todo más que unos pocos. Una amiga me dijo hace un tiempo que nunca sabe cuándo estoy bien o cuándo estoy mal, que le resulta difícil descifrar mi estado de ánimo. No es la primera persona que me lo dice. Creo que, a veces, yo tampoco lo sé.

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