En la nieve pierde de vista a sus semejantes. Camina sobre blanco mientras piensa en negro. Trasciende a la fatalidad de sus pensamientos y en sus actos cotidianos encuentra su espíritu animal, el más puro y verdadero.
Coetáneo de ilustres nombres de la historia prefiere ser un desconocido en medio de la nada que no alcanza a comprender. La inmensidad calma sus pesadillas al dormir y al despertar prosigue sin temor hacia el abismo que existe entre su vida y la idea de vivir en sí misma.
Hombre de pocas palabras, ve sus pisadas desaparecer. En el devenir del mundo que conoce no hay sitio para los cambios que él propone. Es un viajero al alba de un nuevo día que sus ojos no pueden ver. El destino es la excusa de un sueño que mantiene la esperanza.