Antiguas vestiduras

Las luces se apagaron y al despertar no quedaba nada.

Escuchaba las teclas del piano y el soplo de un viento que se marcharía con el invierno,

pero no había nada ni nadie. Estaba solo.

El día se esfumó. La noche nunca quiso estar. Y yo inmóvil entre dos historias,

una que perdía, otra que no llegó.

Ahogado en la nada. En un vacío entre lo que no fue y lo que no veía.

Ciego al mirar al futuro. Preguntándole a la primavera por los sueños que no cumplí.

Desglosando los versos del libro que escribí y no pude acabar.

Desgarrando las vestiduras en las que ya no estaba yo.

Asustado por la pérdida. Por unas ramas que nunca llegan a tocar el cielo.

Cansado de no ver nada. De no creer en nada.

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